http://www.goal.com/es/news/27/liga-de-espa%C3%B1a/2014/03/04/4661456/carles-puyol-aquiles
Fisura ósea, esguince grado dos en ligamento interno y externo, rotura del cruzado izquierdo, tendinopatía del vasto y elongación del ligamento cruzado posterior en las rodillas. Rotura del recto anterior y del psoas ilíaco. Nuevamente fractura de pómulo, ahora el derecho y dismorfia septal del tabique nasal. Por último, contusión craneal, luxación del codo izquierdo, constante derramamiento de líquido sinovial y lumbalgia crónica. Seis operaciones y veintidós lesiones graves.
Esta es la radiografía del nuevo Aquiles, el que murió por la rodilla. Carles Puyolmiembro viril de su equipo, es carne y hueso del Barcelona. Un pura sangre, la costilla de Adán. Hormonas, glóbulos rojos y los huevos del capitán. Siempre hubo algo tan delicado en el cráneo oxidado de Puyol, como en el brillante cerebro de Messi.
El cascarón del capitán protegía la corteza mental del Barça. Es tan difícil descubrir futbolistas con el talento del 10, que con el inconfundible aroma de 'Número 5' que apesta a leyenda.
Alguna vez dijo Franco Baresi, doctor en osteoporosis, que Puyol metía la cara donde algunos no se atrevían a poner el pié. El historial médico de Baresi acredita a Puyol como el coleccionista de huesos, el gran fósil del F.C. Barcelona. Tan decisivo en la carne del Club como Messi en el verbo.
Una de sus últimas lesiones, la del codo, fue hermosa: tras otro salto emblemático caía hecho un nudo con el húmero volteando para un lado y el cúbito y radio para el otro, pero allí, tumbado sobre la arena ante el silencio clínico del coliseo, cogió su gafete de capitán y lo utilizó como torniquete para cruzar el Camp Nou.
Cuando Puyol falta, falta vida, era un auténtico donador de órganos. En esta nación española, alterada y dividida durante los últimos años por diferentes en tonalidades, futbolistas como éste la abrazan con nobleza. Sin daños a terceros Puyol, el nuevo Aquiles, dio la vida por jugar igual de rojo que de azulgrana.
Carles Puyol: Aquiles
Por José Ramón Fernandez de Quevedo
Nuestro columnista nos relata cómo el zaguero del Barcelona ha tenido complicaciones a lo largo de su carrera, pero ninguna lo ha vencido. "Es un pura sangre"
Ninguna pudo partirle el alma. Fractura en la órbita del ojo, fractura de pómulo, artritis traumática acromioclavicular en los hombros, rotura del abductor medio, osteocondritis, distensión del tendón cuadricipital, artroscopia, esguince de segundo grado en el ligamento lateral externo y esguince grave en el interno del tobillo.Fisura ósea, esguince grado dos en ligamento interno y externo, rotura del cruzado izquierdo, tendinopatía del vasto y elongación del ligamento cruzado posterior en las rodillas. Rotura del recto anterior y del psoas ilíaco. Nuevamente fractura de pómulo, ahora el derecho y dismorfia septal del tabique nasal. Por último, contusión craneal, luxación del codo izquierdo, constante derramamiento de líquido sinovial y lumbalgia crónica. Seis operaciones y veintidós lesiones graves.
Esta es la radiografía del nuevo Aquiles, el que murió por la rodilla. Carles Puyolmiembro viril de su equipo, es carne y hueso del Barcelona. Un pura sangre, la costilla de Adán. Hormonas, glóbulos rojos y los huevos del capitán. Siempre hubo algo tan delicado en el cráneo oxidado de Puyol, como en el brillante cerebro de Messi.
El cascarón del capitán protegía la corteza mental del Barça. Es tan difícil descubrir futbolistas con el talento del 10, que con el inconfundible aroma de 'Número 5' que apesta a leyenda.
Alguna vez dijo Franco Baresi, doctor en osteoporosis, que Puyol metía la cara donde algunos no se atrevían a poner el pié. El historial médico de Baresi acredita a Puyol como el coleccionista de huesos, el gran fósil del F.C. Barcelona. Tan decisivo en la carne del Club como Messi en el verbo.
Una de sus últimas lesiones, la del codo, fue hermosa: tras otro salto emblemático caía hecho un nudo con el húmero volteando para un lado y el cúbito y radio para el otro, pero allí, tumbado sobre la arena ante el silencio clínico del coliseo, cogió su gafete de capitán y lo utilizó como torniquete para cruzar el Camp Nou.
Cuando Puyol falta, falta vida, era un auténtico donador de órganos. En esta nación española, alterada y dividida durante los últimos años por diferentes en tonalidades, futbolistas como éste la abrazan con nobleza. Sin daños a terceros Puyol, el nuevo Aquiles, dio la vida por jugar igual de rojo que de azulgrana.
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